La capilla de San Roque (hoy Jesusín de Galiana) fue edificada, en el siglo XVII, en el llamado ‘Campo de Galiana’ anexo al Plantío Real del Carbayedo, famoso bosque de carbayos situado en la parte alta de Avilés.
Bendecida en 1652, como agradecimiento de las autoridades locales a San Roque –santo que en vida se dedicó a curar a los infectados por la peste– pues entendían que Avilés se había librado de la plaga gracias a su intercesión divina con ocasión del incidente ocurrido cuando estando el puerto de Avilés en cuarentena ordenada por el Gobernador de Asturias, ante la epidemia de peste declarada en Europa, los responsables locales –dos jueces que luego fueron castigados con el destierro– dejaron entrar en el puerto una carabela, cuyo capitán –un vecino de Sabugo llamado Amado Terano– estaba infectado. Una imprudencia que sembró el pánico entre la población, que se encomendó masivamente a San Roque. Afortunadamente no hubo contagio, de milagro. Cosa que se atribuyó al santo, por lo que se decidió erigirle una ermita.
Con el tiempo la capilla fue cambiando la advocación oficial, a partir de la instalación en ella de una imagen del Nazareno procedente de la ruinosa capilla de San Martín. Y la de San Roque pasó a ser llamada Jesús de Galiana, y también la del ‘Ecce Homo’, para terminar siendo –y así es hoy familiarmente conocida– la de ‘Jesusín de Galiana’.
En la capilla se encuentran las imágenes de San Roque, El Nazareno (Jesús de Galiana), nuestra Señora de los Dolores (La Dolorosa), y San Juan Evangelista.